Es evidente que, en muchas instancias, la calidad de las superficies de juego en las instalaciones deportivas está dejando mucho que desear, afectando directamente el rendimiento y la salud de los futbolistas.
La falta de inversión en el mantenimiento y mejora de las superficies se ha convertido en una preocupación creciente. Las estadísticas muestran un aumento alarmante en las lesiones de nuestros jugadores de primera división. Jugadores talentosos, que podrían florecer en un ambiente propicio, se ven limitados por terrenos de juego irregulares, con césped sintético en su mayoría, desgastado y desnivelado. Este escenario también atenta contra la esencia misma del juego.
En una investigación realizada recientemente, donde se hizo contacto directo con los clubes, descubrimos que en la temporada 2023 de la Liga Panameña de fútbol, se registraron 129 lesiones de consideración. Si tomamos como referencia que hay poco menos de 300 jugadores registrados en la LPF, es una apuesta segura decir que, estadísticamente, cerca del 50% de los jugadores sufrieron alguna lesión.
Aunque no todas las lesiones se pueden atribuir al pobre estado de la infraestructura deportiva, es palpable que el número de lesionados en nuestra esfera fútbol va en crecimiento, contrario a la calidad actual de nuestras canchas. Es imperativo que las autoridades tomen medidas concretas para mejorar las instalaciones, asegurando un entorno seguro y propicio para el desarrollo de los talentos futbolísticos y el bienestar de la comunidad deportiva en su conjunto.